Este atlas presenta un análisis georreferenciado sobre el fenómeno del retorno migratorio en Honduras, centrándose en el año 2020, un periodo marcado por las restricciones de movilidad derivadas de la pandemia de COVID-19. A pesar de estas limitaciones, el flujo de migrantes retornados no cesó, lo cual evidencia la persistencia de factores estructurales que impulsan la migración forzada. El documento utiliza mapas y datos estadísticos para visualizar los departamentos y municipios con mayores tasas de deportación, tanto en términos absolutos como relativos a su población.
Entre los hallazgos principales, se señala que aunque Cortés y Francisco Morazán lideran en número de deportados, municipios rurales con baja densidad poblacional —como Cedros, Marale y San Ignacio— presentan tasas más altas por cada 1,000 habitantes. También se identifican focos significativos de expulsión en municipios del litoral atlántico y las fronteras con Guatemala.
A nivel urbano, se analiza la distribución por barrios en Tegucigalpa y San Pedro Sula. En la capital, destaca el Barrio Abajo como principal punto de retorno, posiblemente debido a un “efecto demostración” entre vecinos. En San Pedro Sula, las colonias periféricas como Rivera Hernández y Chamelecón concentran la mayoría de los casos, en correspondencia con su alta vulnerabilidad social y violencia.
El atlas constituye una herramienta valiosa para comprender los patrones territoriales de la migración de retorno, útil para el diseño de políticas públicas focalizadas, estrategias de reinserción y análisis del vínculo entre migración, pobreza, exclusión y violencia.