Este documento analiza de forma crítica la construcción del Presupuesto General de la República (PGR) de Honduras para 2018, destacando la falta de rigor técnico y la utilización política de las proyecciones macroeconómicas. Se explica que el presupuesto es el reflejo numérico de las prioridades de un gobierno, y que para su formulación debería basarse en un diagnóstico realista del contexto económico y social. Sin embargo, el análisis muestra que las proyecciones del Banco Central de Honduras fueron ajustadas de manera optimista a pocos meses de la presentación del presupuesto, generando un ambiente irreal de crecimiento económico que favorecía el discurso político en un año electoral.
El informe señala que el ajuste de las cifras permitió sobrestimar ingresos tributarios y justificar incrementos en el gasto público, particularmente en áreas como sueldos, salarios y programas asistencialistas. También se advierte sobre la creciente dependencia de la deuda pública, que se aproxima a niveles insostenibles y es sistemáticamente subestimada mediante prácticas como la permuta de bonos a los institutos de previsión social. El texto cuestiona que gran parte del aumento en “inversión” pública corresponde en realidad a gasto corriente, disfrazado en programas como el Bono 10 Mil, destinados más a la captación de votos que a la transformación productiva del país.
Adicionalmente, se señala la fragilidad estructural del crecimiento económico hondureño, altamente dependiente de factores externos como el precio del café, el petróleo y las políticas migratorias de Estados Unidos, y no de un fortalecimiento interno de los sectores productivos. Se hace énfasis en que el crecimiento de sectores como el financiero y el maquilador, lejos de generar una base fiscal sólida, profundiza la inequidad tributaria debido a los altos incentivos fiscales otorgados a las grandes industrias. Finalmente, el documento concluye que la falta de una visión estratégica en la formulación del presupuesto, unida a una gestión económica basada en intereses políticos de corto plazo, agrava la desigualdad, la pobreza y la vulnerabilidad social en el país.